Pongan atención al Principito cerca de cada uno...

Con mantequilla en los dedos, así nació mi hijo mayor...

Recuerdo que cuando lo vi por primera vez, me llamaron muchísimo la atención las manos tan increíblemente grandes que tenía en relación al resto del cuerpo, hoy día a pesar de su edad (13 años) y su estatura ( 1.65 m), sus manos siguen viéndose inmensas...

Era tal vez un presagio de lo que vendría, pues hubo muchas señales que nos anunciaban que en nuestra casa existía un talentoso guitarrista, pero a veces uno es demasiado ciego como para notar algo que le dice a gritos una verdad inminente...

El crío tocaba su guitarra de juguete desde que comenzó a dar sus primeros pasos, y a los tres años ya nos daba conciertos familiares ayudado por instrumentos improvisados de cualquier lata y juguete, pero ni así nos dimos cuenta, teníamos tanto apuro en ver en el un gran deportista, que intentamos su formación en artes marciales y cualquier indicio de futuro campeón olímpico... Pasamos por karate, kung fú, pa kuá, ciclismo, fútbol, natación... pero nada, el no daba ni para adelante ni para atrás...

Insistía como "El Principito" : ("Dibuja un cordero.."), él nos decía: ("Quiero una guitarra")... pensamos que se trataba de un capricho pasajero y no apuramos el encuentro entre las cuerdas y el chaval... finalmente y ya cuando casi nos descalabra a gritos la ceguera... un buen día en que los astros se alinearon a su favor, le llegó su guitarra, y con ella a mi, una lección para toda la vida... pues no vi venir a mi pequeño con un talento desbordante y una disciplina única para un chico de su edad...

Son pocas las cosas que llegan para quedarse... Una de las que recordaré por siempre y de la que más orgullo he logrado sentir en años, será sin dudas, el acompañar en su desarrollo musical la carrera de mi querido guitarrista, muchos estarán presentes o de paso y lo verán junto a mi, pero solo yo podré decir llena de admiración y cariño, que fui su primer amor cuando llegó a este mundo... su influencia musical, su cómplice y amiga... y que cuando empiezan a nacer los acordes de su guitarra, me transformo también en una chica de quince años que vive una ilusión a tope a través de sus canciones.

Así que si cada uno tiene hoy en día la oportunidad de convivir junto a un "Principito"... pongan atención a lo que pide... y finalmente... dibujen el cordero.